Mi libro de la Buena Memoria...

Astrónomo de tu piel navegante insomne de tus pupilas inerme noctambulo caminé contigo volé contigo entre suspiros gemidos el aire mio de tu boca bajo la noche tempestuosa El jardín secreto que cobija tu cuerpo y el mio sin proponerlo sin presumir caminé volé contigo sombra del vino sin penumbra luz iridiscente que alumbra los espacios sombríos el aire índigo reverberante lluvia de fotones y libélulas levitan nos mueven y nos llevan sin reclamar poder alguno sin exigirle al cordón de luz que se muestre como lo vemos girasoles vórtices y huracanes se ríen del mundo se ríen porque no entienden el camino el mismo camino que me mantiene pegado al catalejo que descubre paso a paso la astronomía de tu piel estelar.

Las palabras, la prosa, la poesía. Aquel vino y los libros, la plaza, el camino y la noche. El cine, el café, todas las mañanas. La única caja de la vida, esa que siempre guarda en su dentro. La amistad de cerca, también la lejana. El amor conocido y el que queda por vivir. La madre, el grandioso padre. Su hija, su hijo... Todo conjurado, enrreverado, caótico y desequilibrado han mediado para tenerla en pie. Conocerse, moverse, caminar, crecer, descubrirse a si misma desde la intuición hasta la certeza. Correr, volar y siempre huir de la seguridad para elegir el abismo.